Por José María Álvarez de Toledo
Vivir las virtudes no consiste en repetir actos buenos, que "me
salgan desde ya sin esfuerzo". Tampoco se trata de vivir unas normas que
pueden fastidiar más o menos porque es "lo que se debe hacer". Vivir
las virtudes es mucho más: es identificarse con Cristo, ser como él. Se
trata de formar una personalidad que lleve a amar lo que es bello y a rechazar lo que hace daño. Así es como seremos felices, porque no viviremos más que para
Dios y los demás.
0 Comentarios