Informe sobre sexualidad y gender

Informe sobre sexualidad y gender, Mayer report

El informe sobre sexualidad y gender, Mayer Report, es el más amplio estudio de revisión científica sobre Sexualidad y Género. Conocido en su idiomna original como  Mayer Report on sexuality and gender, presenta datos científicos. No hace referencias morales o juicios de valores, y presta especial atención a lo que ocurre en la infancia.

Una importante afirmación: el 80 % de los niños y adolescentes que experimentan inseguridad sobre su identidad sexual, no la tendrán al llegar a la edad adulta.

Dos médicos del John Hopkins Hospital estudian el tema de la orientación sexual

Lawrence Mayer y Paul McHugh, ex director del departamento de psiquiatría del John Hopkins, se adentran en un tema polémico. Lo observan desde la ciencia, sin prejuicios.

Este informe, sobre sexualidad y gender, contiene una explicación minuciosa, resumida y actualizada de los resultados de investigaciones. Estudio en el ámbito de las ciencias biológicas, psicológicas y sociales acerca de la orientación sexual y la llamada “identidad de género.”

Los editores esperan que esta exposición facilite el discernimiento de los médicos, científicos y ciudadanos en general. Es preciso abordar las dudas en estos campos de gender y sexualidad, con la verdad científica.

Hallazgos fundamentales del Mayer Report

Primera Parte del Informe sobre sexualidad y gender: Orientación sexual

● Las pruebas científicas no respaldan la visión de que la orientación sexual es una propiedad innata y biológicamente fija del ser humano. La idea de que los individuos “nacen así” no se sostiene.

● Hay pruebas de que los factores biológicos, como los genes y las hormonas, están asociados a la conducta y a la atracción sexual; pero no existen explicaciones convincentes de que la orientación sexual, en los seres humanos, tenga una causalidad biológica determinista. Aunque los científicos han detectado ciertas diferencias menores en la estructura y la actividad cerebral de sujetos homosexuales y heterosexuales, esos descubrimientos neurobiológicos no aclaran si son innatas o fruto de factores ambientales y psicológicos. No aclaran si son causa o efecto de conductas humanas.

● Numerosos estudios longitudinales, en adolescentes, apuntan a que la orientación sexual, en algunas personas, podría ser bastante flexible a lo largo de la vida. En un estudio, se estimaba que hasta un 80% de los adolescentes del sexo masculino que sentían una atracción hacia el mismo sexo, dejaron de sentirla al alcanzar la edad adulta. No obstante, algunos investigadores cuestionan hasta qué punto esa cifra refleja realmente los cambios en la atracción hacia el mismo sexo, o es consecuencia de defectos metodológicos de la encuesta.

● Los antecedentes de haber sufrido abusos sexuales son dos o tres veces más frecuentes en personas no heterosexuales, en comparaciones con heterosexuales.

Segunda Parte del informe Mayer: Sexualidad, indicadores de salud mental y estrés social

● En comparación con la población general, las subpoblaciones no heterosexuales tienen un riesgo más elevado de padecer diversos problemas de salud general y salud mental.

● Se estima que los miembros de la población no heterosexual tienen 1,5 veces más riesgo de trastornos de ansiedad, que los miembros de la población heterosexual. Y tienen aproximadamente el doble de riesgo de depresión, 1,5 veces más riesgo de abuso de sustancias y casi 2,5 veces más riesgo de suicidio.

● Miembros de la población transgénero también presentan un mayor riesgo de sufrir diversos problemas de salud mental, si se comparan con los miembros de la población no transgénero. Resulta especialmente alarmante que, en el colectivo transgénero, la tasa de intentos de suicidio a lo largo de la vida y para todas las edades se estima en un 41%. Para la población general de los Estados Unidos, en cambio, es menos de un 5%.

● Hay pruebas, si bien limitadas, de que diversos factores de estrés social como la discriminación y la estigmatización, contribuyen a elevar el riesgo de problemas de salud mental de las poblaciones no heterosexual y transgénero. Es necesario llevar a cabo más estudios longitudinales de calidad para que el “modelo de estrés social” sea una herramienta útil para entender esos problemas de salud pública. Sin embargo, las diferencias antes descritas se encuentran incluso en entornos sociales donde no existe un ambiente de discriminación contra estas personas.

Tercera parte del informe sobre sexualidad y gender: Identidad de género

● Los análisis científicos no corroboran la hipótesis de que la identidad de género sea una propiedad innata y fija del ser humano. Ni que sea independiente del sexo biológico: es decir, no cabe científicamente afirmar que una persona sea “un hombre atrapado en un cuerpo de mujer” o “una mujer atrapada en un cuerpo de hombre”, como si hubiera un error en su cuerpo y sus órganos genitales.

● De acuerdo con una reciente estimación, aproximadamente el 0,6% de la población adulta estadounidense se identifica con un género que no se corresponde a su sexo biológico.

● Estudios comparativos de la estructura cerebral de personas transgénero y no transgénero han demostrado la existencia de correlaciones débiles, entre la estructura cerebral y la identificación transgénero. Esas correlaciones no constituyen una prueba de que la identificación transgénero tenga una base neurobiológica.

Población general

● Cuando se compara con la población general, los adultos sometidos a cirugía de reasignación de sexo siguen experimentando un mayor riesgo de problemas de salud mental. En un estudio se observó que, en comparación con los grupos control, los individuos con reasignación de sexo tenían aproximadamente 5 veces más probabilidades de intentar suicidarse y 19 veces más de morir por suicidio.

● Los niños son un caso especial al abordar las cuestiones transgénero. Solo una pequeña minoría de los que manifiestan una “identificación de género cruzada” durante la niñez siguen haciéndolo en la adolescencia y la edad adulta.

● Son escasos los estudios científicos que avalen el valor terapéutico de los tratamientos para retrasar la pubertad, o modificar las características sexuales secundarias en adolescentes. Aunque algunos niños puedan mostrar un mayor bienestar psicológico, si son apoyados y animados en su identificación de género cruzada. No existen pruebas de que a todos los niños, con pensamientos o conductas de género atípicas, haya que animarlos a convertirse en transgénero.

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Fuente: The New Atlantis

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